Para los Bubis existen dos mundos: el de los vivos y el de los no-vivos, es decir el de los humanos y el de los Dioses y espíritus. Tanto en uno como en otro hemos de hablar de una fuerte jerarquización. Los Dioses y espíritus estaban clasificados en diferentes categorías: Dioses, semi-dioses y espíritus.
Estos últimos estaban a su vez clasificados en categorías, es decir: los que no han muerto, llamados Barèkaita; los que que nunca vivieron llamados Batéribo; los guardianes de los humanos o Bairíbbo, etc. La misión de todos estos espíritus era contribuir a la armonía entre los humanos, y entre éstos y los espíritus.
La representación de estas divinidades en el contexto bubi estaba en manos de los sacerdotes tradicionales, los denominados Bilotyí o Bohiaibò, asistidos por los Biëbí (que actuaban como maestros de ceremonias y como intérpretes entre los vivos y los no-vivos, sobre todo en lo referente a la lengua bubi empleada por los espíritus, lengua generalmente desconocida por la población.
Entre los vivos existía otro tipo de jerarquización. En primer lugar hablaremos del ABBA MÖÓTE, máximo representante de los sacerdotes tradicionales.
En segundo lugar están el Böhulá, una de cuyas funciones era (y es) garantizar la armonía entre los miembros de una misma familia, grupo, comunidad, etc. En tercer lugar está el Böëlò, un maestro de ceremonias y archivero de cuantos secretos contienen los ritos de la comunidad.