La Cultura Bubi es una de las más antiguas del África negra. Si observamos la misma forma de ser del hombre bubi ancestral no dudaremos en aceptar la afirmación con la que hemos comenzado esta organización cultural.
La cultura, como “un conjunto complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte o las técnicas, la moral, la ley, las costumbres y cualquier otra facultad y hábito que el hombre adquiere como miembro de la sociedad” según la definición de Edward B. TYLOR (La civilisation primitive. Paris/Reinwald, 1876), cuando dice que “la cultura comprende tanto los aspectos materiales como espirituales y expresa la concepción del mundo y de la vida que todo grupo humano tiene, la cual ha ido configurándose a lo largo de su experiencia colectiva” era una de las principales características del Bubi mucho antes de que llegaran los exploradores blancos.
Algunos de éstos, como los Portugueses, los Ingleses o los Alemanes, no dudaron en afirmar que el Pueblo Bubi era uno de los Pueblos africanos más avanzados de su época.
Culturalmente hablando, el Pueblo Bubi estaba organizado según los ciclos de desarrollo del individuo, y según el reconocimiento de este mismo individuo por su comunidad o grupo. Hay que decir que todo el saber idiosincrásico era transmitido de padres a hijos, sin que fueran únicamente los padres los encargados de formar a los hijos.
El diálogo intragrupal e intergeneracional, o intercomunitario, estaba garantizado, lo que permitía la construcción de una identidad colectiva en toda la Nación Bubi.
Las manifestaciones culturales que siempre han definido al hombre bubi han sido las siguientes: en primer lugar está la lengua, un instrumento de comunicación que ha sido objeto de fuertes agresiones por parte de otras lenguas tales como el portugués, el alemán, el inglés, el español, etc. Sin embargo, a pesar del peligro que ha vivido, sigue existiendo en la Isla de Bioko.
La lengua bubi presenta numerosas características, tales como sus dos niveles, que marcan la diferencia entre los vivos y los no-vivos, es decir, el bubi frecuente y disponible, y el bubi ritualista, al que solamente tienen acceso los veladores de la cultura ancestral.
En segundo lugar están los ritos, entendidos no solamente como aquellas manifestaciones culturales con las que el bubi trata de velar por la armonía entre los vivos y los no-vivos, sino como improntas básicas con las que cada uno debe identificarse para estrechar más sus lazos con el grupo.
Cualquier rito bubi tenía un fondo religioso, y se justificaba con la búsqueda de la paz que debía caracterizar la relación entre los Batyö y los Baríbò (estos últimos llamados Morímò [escrito mörímò en bubi] por los colonizadores). El libro del doctor Rihólè-Amador MARTÍN DEL MOLINO, que lleva por título Los Bubis Ritos y Creencias ofrece un gran cantidad de ritos de este Pueblo milenario y ancestral. Cualesquiera que sean las manifestaciones culturales, éstas tenían como protagonistas a los vivos y a los no-vivos, sobre todo si tenemos en cuenta que para los Bubis existen dos mundos: el que vemos y el que no vemos ni palpamos, del que no dudamos, porque forma parte de nuestro imaginario colectivo.
En tercer lugar están aquellas manifestaciones culturales que tienen al hombre bubi vivo como protagonistas. Son los bailes como el katyá, el sihíri, el böate, el bölëbó, etc. Son manifestaciones culturales que van acompañadas de canciones que se cantan cuando alguien se casa, cuando se recibe a algún alto dignatario bubi, cuando se realiza alguna ceremonia social (como los ritos de la paz y la reconciliación), cuando se contrae matrimonio dentro de la tradición bubi, etc.